lunes, 4 de diciembre de 2017

LA IRA Y SU GESTIÓN

Seguro que alguna vez en tu vida has sentido esta emoción, la ira se define como una emoción básica negativa que se presenta cuando una persona es bloqueada en conseguir una meta previamente propuesta o una interrupción en la obtención o satisfacción de una necesidad (Izard, 1977). 

CCO vía Pixabay
Siempre y cuando tengamos en cuenta que cada persona la gestiona de forma diferente, algunos de los ejemplos que podrían generar ira son: querer acudir a una fiesta y que los padres no nos dejen, suspender un examen cuando creías que lo llevabas bien preparado o incluso descubrir que tus amigos no te contaron exactamente lo que paso el otro día.

Como emoción es normal el experimentarla pero el momento en el que ésta se da con mucha frecuencia e intensidad, produce un impacto negativo y se vuelve un punto importante a tratar ya que impide a la persona que lo desarrolla relacionarse adecuadamente con los iguales. Una buena técnica para gestionar la ira es conocer dicho sentimiento, saber cuándo y cómo se experimenta y saber cómo poner solución a la conducta desadaptativa que se genera por dicha emoción. Por tanto se trata desarrollar una sensibilidad especial a la ira que permita comenzar a ponerle freno cuanto antes. 
Para ser consciente del sentimiento de ira y de si se da con mucha frecuencia, deberíamos de preguntarnos:
  1. ¿Tengo siempre la razón? ¿Si no me la dan me siento mal?
  2. ¿Me enfado con cada inconveniente a lo que quiero lograr?
  3. ¿Me comporto de forma agresiva si no consigo lo que quiero? ¿Grito, golpeo, empujo...?
  4. ¿Me quedo anclado en la situación que me generó dicha emoción (No lo olvido fácilmente)?
  5. ¿Cosas que antes no me molestaban, lo hacen ahora?
  6. Cuando hago conductas autodestructivas ¿Soy consciente?
Y una vez identificada la ira ponerle solución a través de diferentes técnicas como por ejemplo:
  1. Formarse para ser consciente ante la experimentación y desencadenamiento de la ira.
  2. Aprender técnicas de relajación y reestructuración cognitiva.
  3. Gestionar bien el tiempo de nuestra rutina diaria.
  4. Aprender a comunicarse mejor.
  5. Hacer ejercicio físico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
  1. Serrano, M. E., & García Álvarez, D. (2010). Inteligencia emocional: autocontrol en adolescentes estudiantes del último año de secundaria. Multiciencias10(3).

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